Las planchas metálicas suelen venderse con pequeñas imperfecciones en su superficie, tales como arañazos o pequeños golpes que se traducen en grabados sobre la plancha y que se transferirán a nuestra estampas en el proceso de estampado de la plancha.
Para evitar esto tenemos que proceder a pulir la superficie de la plancha, para lo que necesitaremos algún polvo tal como el esmeril, pómez colcótar o trípoli. La forma tradicional de aplicar estos polvos es con ayuda de una muñequilla empapada en aceite. El aceite hará de medium entre la plancha y el polvo depositado sobre la plancha puliendo la superficie hasta dejarla completamente lisa.
El trabajo quedará impecable si se actúa para finalizar con un limpiametales no abrasivo.
Actualmente también se puede proceder con alguno de los polvos mencionados anteriormente y con ayuda de una lija de agua mojada.
También ofrece buenos resultados si se lleva a cabo correctamente, el incidir con pulidoras eléctricas con las que también se puede hacer uso de alguno de los polvos mencionados antes.
Es preciso destacar que existen establecimientos donde las planchas se vende ya pulidas y protegidas con un plástico adherido a la superficie pulida.
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